viernes, 26 de abril de 2013

3. Maldita muñeca o... ¿muñeca maldita? Parte I.

-Cariño, tranquilízate. No tienes por qué tenerle miedo a una muñeca.
-Pero... ¿por qué no la tiráis de una vez?
-¡Zoe! Sabes perfectamente que tu abuela la hizo con todo su cariño para ti.
-Vale, vale, es cierto que lo sé pero... podríamos por lo menos tenerla en otro sitio que no fuera mi cuarto.
-No. Deja de tenerle miedo porque ya no eres una cría. ¡Tienes que madurar, Zoe!

Me miró enfadada, se levantó y cerró la puerta de un portazo. Y, otra vez, mis pequeñas amigas las lágrimas asomaron en mis ojos.

Miré el reloj. "¡Cielo santo! La una y media de la madrugada." No podía estar tanto tiempo despierta.
Me tumbé en la cama mirando hacia el techo. Tolly estaba guardada en una vieja caja llena de cosas que jamás usaría. Me dormí enseguida, aún llorando.

A la mañana siguiente.

-¡Zoe! Despierta, cariño.
-Ma-mamá. Siento mucho lo de ayer. De verdad que no quería portarme como una niña pequeña. Aunque creo que con ocho años aún no eres mayor.
-No, la verdad es que no lo eres, pero no eres un bebé, Zoe.
-Lo sé, mamá. Perdón.
-No pasó nada, ¿vale?
-Está bien.
-Vístete y baja corriendo a desayunar.

Se acercó a la ventana y la abrió. Salió de mi cuarto y cerró la puerta.
Abrí el armario en busca de ropa que ponerme para un día triste. Hoy, justamente hoy, era el día. Es martes 13. ¿Es pura casualidad o es que el destino me está jugando una mala pasada? Simplemente casualidad. Di ese hecho por correcto como una cabezota. Supongo que me equivocaría.

Ya vestida, bajé a desayunar. Como siempre, la mesa estaba ya servida y por supuesto, me encantaba la comida que había en los platos.
Devoré las tortitas en menos de seis minutos. ¡Era mi nuevo récord! Cada día me supero.

-Mamá, voy a lavarme las manos. ¿Tengo que hacer las maletas ahora o después de comer?
-De acuerdo. No, será mejor que la hagas ahora. Ve al baño y luego subo contigo y te ayudo.
-Vale.
Salí, andando lo más lento posible, hacia el baño. Y, allí, delante de la puerta, ¡ESTABA TOLLY!
Estúpida muñeca. ¿Qué narices estaba haciendo? Lleva dos días apareciendo en sitios en los que yo no la dejé.


jueves, 28 de marzo de 2013

2. ¡Pero quiero quedarme!


Papá y yo entramos en la habitación de Claudia. Corrí y me senté en la cama. Al lado de mamá. Claudia estaba sentada en la silla de su escritorio, mirando hacia el suelo. Las vi tan preocupadas que, por un momento, me asusté. Y mucho.

-Mami, ¿me podéis decir ya lo que pasa?
Mi madre me miró, sorprendida, como si no se hubiera dado cuenta de que estaba allí hasta ahora. Me abrazó y me miró con sus ojos, un poco llorosos. Bajó la mirada.
Le levanté la barbilla y le miré a los ojos.-Pero mamá, ¿por qué lloras?-Intentó secarse las lágrimas con la manga.
Papá se acercó a nosotras. Me cogió y me levantó. Me dejó de pie en el suelo.-Zoe, ve a tu cuarto. Luego te avisamos para cenar.-Mi padre habló tan alto, que le hice caso enseguida.
Salí de la habitación de mi hermana y cerré la puerta. Caminé un poco por el pasillo hasta llegar a... ese sitio horrible. Mi cuarto.
En la puerta había un cartel pegado que decía: "Habitación de Zoe. Con un 'Toc toc' puedes pasar". No me gustaba mucho ese letrero pero no le iba a hacer el feo a mi madre.
Entré y lo primero que miré fue a Tolly. Estaba encima de mi cama. Tumbada. Mirando hacia la puerta. Hice como que no la veía y me dirijí a la ventana. Aún llovía. ¡Adoraba la lluvia! No sé por qué la gente la odia tanto.
"Ahora que me doy cuenta... Desde aquí también se ve el pequeño bosque. Pues juraría que es la primera vez que lo veo en los, ¿cuántos? ¿tres años? que llevo en esta casa. Mañana, cuando papá y mamá se vayan a trabajar, iré a verlo. Espero que Claudia se quede en su cuarto."-Pensé.

'Toc toc'.
-¡Adelante!-Grité.
Entró mamá. Vino hacia mí y se sentó en la cama. Me hizo un gesto para que fuera con ella. Aún tenía los ojos un poco llorosos.
-Cariño, hay algo que tienes que saber.
-¿Y qué es? A ver si me lo decís ya porque me estoy poniendo nerviosa.-Mamá me sonrió.
-Zoe, en una semana no tendrás que volver a tenerle miedo a este cuarto.
-Pero... ¿por qué? ¿Me cambiais de habitación? ¿Tiráis a Tolly?
-Bueno, sí, en principio es un cambio. Sí, te cambiamos de habitación. Digamos que todos nos cambiamos de habitación.
-¿Qué? Creo que no hay tantos dormitorios en esta casa. ¿Verdad?
-No, cielo. No hay tantas. Lo que quería decir es que... no vamos a quedarnos aquí.
-¿Cómo? No entiendo.
-Zoe, en una semana nos mudamos a California.
Me quedé quieta, por una parte estaba contenta de visitar California, pero por otra... no quería dejar mi hogar. Aunque eso quisiera decir dejar mi cuarto horrible.
-¿A California? ¡Pero mamá eso es fantástico!-Acabé diciendo.
-No, cariño. No es tan increíble. No vamos al lado bonito de California que pintan en las películas. Vamos a uno bastante peor.
-Pero... ¿hay algún sitio malo en California?
-Sí, pequeña. No mucha gente lo conoce, pero lo hay. Y ahí es adónde iremos. No vamos a volver aquí nunca más, Zoe. Al menos eso le han dicho a papá.
Mi madre me dio un beso en la frente y me dijo:
-Por favor, baja en diez minutos a cenar, cariño.-Y cerró la puerta. Sin decirme nada más.

Solté una lagrimita. Y después otra. Y otra. Y así cinco largos minutos.
"¿Pero cómo voy a irme de aquí? Esta es MI casa. NUESTRA casa. No seré capaz de abandonarla. Hay tantos buenos recuerdos aquí. Supongo que si es algún tema sobre papá, esto va en serio y no se trata de ninguna broma. Está claro que tengo que irme de verdad."-Y eso es lo que se escribía en mi cabeza, poco antes de bajar a cenar.

Abrí la puerta, miré hacia atrás y vi a Tolly acostada, como antes. La senté y la dejé mirando hacia la pared. Salí corriendo y cerré la puerta dando un gran portazo. Bajé a toda prisa las escaleras y entré en el comedor.
Allí ya estaban mis padres y Claudia, que ya parecía tener mejor cara. Me miraron y me sonrieron. Miré la mesa. Los platos estaban ya servidos. ¡Casi lo olvido! Hoy es noche de pizza.
Me senté en mi sitio y empecé a comer como si llevara cinco días sin hacerlo. Ya echaba de menos la pizza, ya que la semana pasada no pudimos comerla porque Clau se puso mala.

Media hora después.

Ya terminé de comer la pizza y el flan de postre.
-Mamá, ¿puedo levantarme?
-Sí, Zoe. Ve a lavarte los dientes y las manos y sube a tu cuarto.

Seguí sus indicaciones y fui directa al baño. Abrí la pasta de dientes, mojé el cepillo, eché la pasta. La cerré y mojé de nuevo el cepillo antes de metermélo en la boca.
Me lavé los dientes a fondo. Y tan a fondo. Era la primera vez que tardaba cinco minutos en lavarlos. Escupí y abrí el grifo para limpiar el lavabo.
Lo dejé abierto. Me eché jabón en las manos y las lavé.
En cuanto acabé, las sequé y salí del baño.
Subí las escaleras corriendo, como siempre.
Abrí la puerta de mi cuarto, pero Tolly no estaba dónde la había dejado.

miércoles, 27 de marzo de 2013

1. ¿Y ese bosque?


Bajé poco a poco, intentando no hacer ruído. Me quedé quieta en el medio de las escaleras. Por suerte, mi padre estaba de espaldas. Hablaba demasiado bajo así que no me enteré de nada.
Subé corriendo antes de que colgara. Entré en el despacho y me senté a esperar.

-Pero... ¿no hay ninguna forma de evitarlo? ¿Tengo que hacerlo?
-Jack, sabes que esto lo hacemos por tu bien. Vete lo más rápido posible.
-Sí, lo sé. Pero, ¿no hay ninguna...?
-¡JACK! No, no hay ninguna forma de evitarlo. Déjalo ya y huye de una vez.
-Va-vale... De acuerdo señor. ¿Le veré allí?
-Sí. Te veo pronto, espero.
"Cuelga."

Ya escuchaba los pasos de mi padre por las escaleras. Subía muy rápido. Abrió la puerta tan fuerte que por un momento me dio miedo. Se acercó a mi, me levantó y me sentó en sus piernas.

-Pequeña, vas a tener que irte a tu cuarto. Papá tiene que hablar con mamá. Si quieres, ve a jugar con tu hermana.
-Pero papi, Claudia no me hace caso. Ya lo sabes.¿Quieres que llame a mamá?
-Sí, cielo. Muchas gracias.

Salí corriendo del despacho y bajé de nuevo las escaleras. Entré en la cocina.

-¡Mami! Papá quiere hablar contigo. Está en su despacho.
-Cielo, subo enseguida. Ve con tu hermana.

Me dio un beso en la frente y siguió colocando el lavavajillas.
Subí hasta la habitación de mi hermana. Llamé.
"¿Qué? ENTRA."
Abrí la puerta y vi a mi hermana tumbada en la cama, con los cascos puestos en el cuello y escribiendo en el portátil.
Entré y me senté a su lado.

-Claudi, ¿qué haces?
-Te he dicho mil veces que no me llames así, enana.-Me revolvió el pelo y miró de nuevo el portátil.-¿Por qué no estás en tu cuarto?
-Sabes perfectamente que me da miedo Tolly.
-Pero si sólo es una muñeca, tonta.
-No, no sólo es una muñeca. Por la noche me da la sensación de que me mira y tiene una mirada horrible.
-Bo, no seas tonta, Zoe.
-Vale, no me creas.
-Bueno, ¿y entonces por qué no estás con papá o con mamá?
-Porque están hablando y me dijeron que me fuera.
-¿Otra vez? No hacen otra cosa más que hablar.
Me tumbé en la cama y encendí la televisión. Estaban echando los Looney Tunes. ¡Bien! Me encantan.
Así estuvimos, ella con el ordenador y yo con la tele una hora. Hasta que llamaron a la puerta.

"Toc toc."
-¡Pasa!-Dijo Claudia.
Entraron mis padres. Y corrí hacia ellos. Los abracé y les pregunté:
-¿Por qué tenéis esas caras? ¿Qué ha pasado?
-Pues... Zoe ve con tu padre al jardín. Yo me quedo aquí con Claudia.-Dijo mamá.

Le di la mano a mi padre y bajamos hasta la entrada. Abrió la puerta y salimos.
Me solté de él y corrí directamente hacia mi lugar favorito. El de los columpios.
Me subí en el de la derecha y me di impulso.
Mi padre se sentó en una silla y cogió un periódico. Lo abrió y cruzó las piernas. Intentó aparentar normalidad. Pero era imposible creer que estaba tranquilo. El periódico temblaba ligeramente y él tenía la cara muy pálida. No era muy bueno el tema.
Me balanceé muy alto y miré hacia atrás. ¡Anda! Al fondo divisé un pequeño bosque que nunca antes había visto.
"Qué raro."-Pensé.-"¿Cómo es que antes no lo había visto?"


domingo, 24 de marzo de 2013

¿Teléfono?

La cegadora luz del día me obliga a cerrar los ojos. Me incorporo sobre el duro colchón y coloco mi brazo delante de mi cara para que la claridad no siga dañando mis ojos claros. Parece casi imposible que por aquella minúscula ventana pueda entrar tanta luz.

"Ring, ring." Suena el teléfono en la casa de los Smith.

-¡Yo voy mamá!-Grita la pequeña Zoe. Coge el teléfono.-¿Quién es?
Espera unos segundos y al no obtener respuesta, cuelga.
Comienza a caminar hacia las escaleras cuando vuelve a sonar. Descuelga.
-¿Diga?
Sin respuesta.
-¿Oiga?¿Hay alguien?
Nada. Silencio. La niña, enfadada, cuelga. Piensa que se trata de una broma.
Sube corriendo para contárselo a sus padres. Llega a la puerta del despacho de Jack Smith, el mayor conocido agente de la ciudad, su padre. Hace un juego de golpes con la mano en la puerta y espera respuesta.
-¡Entra pequeña!-Dice su padre, con esa voz grave pero a la vez cariñosa que tanto gusta a Zoe.
Abre la puerta y corre a los brazos de su padre. Se sienta en su regazo y le cuenta enseguida todo lo ocurrido con el teléfono.
Su padre empieza a cambiar su cara. Cada vez está más sorprendido.
"Parece asustado."-Piensa Zoe.-"No, no, es imposible. Papá no le teme a nada."-Confía segura la pequeña.
En el mismo instante en el que termina, la pequeña coge aire. Su padre la agarra por la cintura, la levanta y la coloca de pie en el suelo. Sale del despacho mientras le advierte a su hija: 'No bajes, papá sube enseguida.'
Por supuesto, la niña no es tan tonta como para quedarse de brazos cruzados al comprobar que es la primera vez que ve a su padre tan preocupado y sale del cuarto en silencio, para que su padre no pueda enterarse. Bueno, ni mamá tampoco.