"Ring, ring." Suena el teléfono en la casa de los Smith.
-¡Yo voy mamá!-Grita la pequeña Zoe. Coge el teléfono.-¿Quién es?
Espera unos segundos y al no obtener respuesta, cuelga.
Comienza a caminar hacia las escaleras cuando vuelve a sonar. Descuelga.
-¿Diga?
Sin respuesta.
-¿Oiga?¿Hay alguien?
Nada. Silencio. La niña, enfadada, cuelga. Piensa que se trata de una broma.
Sube corriendo para contárselo a sus padres. Llega a la puerta del despacho de Jack Smith, el mayor conocido agente de la ciudad, su padre. Hace un juego de golpes con la mano en la puerta y espera respuesta.
-¡Entra pequeña!-Dice su padre, con esa voz grave pero a la vez cariñosa que tanto gusta a Zoe.
Abre la puerta y corre a los brazos de su padre. Se sienta en su regazo y le cuenta enseguida todo lo ocurrido con el teléfono.
Su padre empieza a cambiar su cara. Cada vez está más sorprendido.
"Parece asustado."-Piensa Zoe.-"No, no, es imposible. Papá no le teme a nada."-Confía segura la pequeña.
En el mismo instante en el que termina, la pequeña coge aire. Su padre la agarra por la cintura, la levanta y la coloca de pie en el suelo. Sale del despacho mientras le advierte a su hija: 'No bajes, papá sube enseguida.'
Por supuesto, la niña no es tan tonta como para quedarse de brazos cruzados al comprobar que es la primera vez que ve a su padre tan preocupado y sale del cuarto en silencio, para que su padre no pueda enterarse. Bueno, ni mamá tampoco.
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