jueves, 28 de marzo de 2013

2. ¡Pero quiero quedarme!


Papá y yo entramos en la habitación de Claudia. Corrí y me senté en la cama. Al lado de mamá. Claudia estaba sentada en la silla de su escritorio, mirando hacia el suelo. Las vi tan preocupadas que, por un momento, me asusté. Y mucho.

-Mami, ¿me podéis decir ya lo que pasa?
Mi madre me miró, sorprendida, como si no se hubiera dado cuenta de que estaba allí hasta ahora. Me abrazó y me miró con sus ojos, un poco llorosos. Bajó la mirada.
Le levanté la barbilla y le miré a los ojos.-Pero mamá, ¿por qué lloras?-Intentó secarse las lágrimas con la manga.
Papá se acercó a nosotras. Me cogió y me levantó. Me dejó de pie en el suelo.-Zoe, ve a tu cuarto. Luego te avisamos para cenar.-Mi padre habló tan alto, que le hice caso enseguida.
Salí de la habitación de mi hermana y cerré la puerta. Caminé un poco por el pasillo hasta llegar a... ese sitio horrible. Mi cuarto.
En la puerta había un cartel pegado que decía: "Habitación de Zoe. Con un 'Toc toc' puedes pasar". No me gustaba mucho ese letrero pero no le iba a hacer el feo a mi madre.
Entré y lo primero que miré fue a Tolly. Estaba encima de mi cama. Tumbada. Mirando hacia la puerta. Hice como que no la veía y me dirijí a la ventana. Aún llovía. ¡Adoraba la lluvia! No sé por qué la gente la odia tanto.
"Ahora que me doy cuenta... Desde aquí también se ve el pequeño bosque. Pues juraría que es la primera vez que lo veo en los, ¿cuántos? ¿tres años? que llevo en esta casa. Mañana, cuando papá y mamá se vayan a trabajar, iré a verlo. Espero que Claudia se quede en su cuarto."-Pensé.

'Toc toc'.
-¡Adelante!-Grité.
Entró mamá. Vino hacia mí y se sentó en la cama. Me hizo un gesto para que fuera con ella. Aún tenía los ojos un poco llorosos.
-Cariño, hay algo que tienes que saber.
-¿Y qué es? A ver si me lo decís ya porque me estoy poniendo nerviosa.-Mamá me sonrió.
-Zoe, en una semana no tendrás que volver a tenerle miedo a este cuarto.
-Pero... ¿por qué? ¿Me cambiais de habitación? ¿Tiráis a Tolly?
-Bueno, sí, en principio es un cambio. Sí, te cambiamos de habitación. Digamos que todos nos cambiamos de habitación.
-¿Qué? Creo que no hay tantos dormitorios en esta casa. ¿Verdad?
-No, cielo. No hay tantas. Lo que quería decir es que... no vamos a quedarnos aquí.
-¿Cómo? No entiendo.
-Zoe, en una semana nos mudamos a California.
Me quedé quieta, por una parte estaba contenta de visitar California, pero por otra... no quería dejar mi hogar. Aunque eso quisiera decir dejar mi cuarto horrible.
-¿A California? ¡Pero mamá eso es fantástico!-Acabé diciendo.
-No, cariño. No es tan increíble. No vamos al lado bonito de California que pintan en las películas. Vamos a uno bastante peor.
-Pero... ¿hay algún sitio malo en California?
-Sí, pequeña. No mucha gente lo conoce, pero lo hay. Y ahí es adónde iremos. No vamos a volver aquí nunca más, Zoe. Al menos eso le han dicho a papá.
Mi madre me dio un beso en la frente y me dijo:
-Por favor, baja en diez minutos a cenar, cariño.-Y cerró la puerta. Sin decirme nada más.

Solté una lagrimita. Y después otra. Y otra. Y así cinco largos minutos.
"¿Pero cómo voy a irme de aquí? Esta es MI casa. NUESTRA casa. No seré capaz de abandonarla. Hay tantos buenos recuerdos aquí. Supongo que si es algún tema sobre papá, esto va en serio y no se trata de ninguna broma. Está claro que tengo que irme de verdad."-Y eso es lo que se escribía en mi cabeza, poco antes de bajar a cenar.

Abrí la puerta, miré hacia atrás y vi a Tolly acostada, como antes. La senté y la dejé mirando hacia la pared. Salí corriendo y cerré la puerta dando un gran portazo. Bajé a toda prisa las escaleras y entré en el comedor.
Allí ya estaban mis padres y Claudia, que ya parecía tener mejor cara. Me miraron y me sonrieron. Miré la mesa. Los platos estaban ya servidos. ¡Casi lo olvido! Hoy es noche de pizza.
Me senté en mi sitio y empecé a comer como si llevara cinco días sin hacerlo. Ya echaba de menos la pizza, ya que la semana pasada no pudimos comerla porque Clau se puso mala.

Media hora después.

Ya terminé de comer la pizza y el flan de postre.
-Mamá, ¿puedo levantarme?
-Sí, Zoe. Ve a lavarte los dientes y las manos y sube a tu cuarto.

Seguí sus indicaciones y fui directa al baño. Abrí la pasta de dientes, mojé el cepillo, eché la pasta. La cerré y mojé de nuevo el cepillo antes de metermélo en la boca.
Me lavé los dientes a fondo. Y tan a fondo. Era la primera vez que tardaba cinco minutos en lavarlos. Escupí y abrí el grifo para limpiar el lavabo.
Lo dejé abierto. Me eché jabón en las manos y las lavé.
En cuanto acabé, las sequé y salí del baño.
Subí las escaleras corriendo, como siempre.
Abrí la puerta de mi cuarto, pero Tolly no estaba dónde la había dejado.

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